Con la llegada de la primavera, los días se alargan, la luz natural regresa con más fuerza y el aire fresco invita a salir. Para Daniela Navarrete, referente nacional de trail running, esta estación marca un punto de inflexión: un momento para volver reconectar con la naturaleza y ajustar el cuerpo y la mente a una energía más expansiva.


Este semestre, su foco está puesto en The North Face Endurance Trail, una carrera de 80 kilómetros que se realizará en noviembre en Santiago. “Es una competencia exigente, que requiere un compromiso físico, mental y emocional profundo”, cuenta. Pero lejos de intimidarla, el desafío la inspira; le da dirección, propósito y ritmo para esta nueva estación.

A medida que las temperaturas empiezan a subir, la Dani adapta sus entrenamientos. Prefiere las mañanas o el mediodía, momentos que le permiten reconectarse con la luz del día y con el aire libre. “Siento que en primavera todo se activa”, dice. Y no solo se refiere al entorno: su energía interna también se transforma.


El cambio de estación viene con nuevos hábitos. Sostener su rutina de sueño, mantener el movimiento diario, aunque sea con ejercicios suaves, y regalarse momentos de pausa consciente forman parte de su cuidado integral. Puede ser una clase de yoga, meditación o simplemente una caminata en silencio. “Son rituales simples, pero poderosos. Me devuelven a mí”, nos comenta.


Su alimentación también acompaña este ciclo. Con el apoyo de nutricionistas, mantiene una dieta basada en alimentos reales, baja en carbohidratos y alineada con sus entrenamientos. “Comer con conciencia es parte de mi bienestar. No se trata solo de rendimiento, sino de estar bien desde adentro”.


En esa misma línea, el descanso no es negociable. “Es la base de todo. Dormir bien, hidratarme, tomar pausas y permitir que el cuerpo se recupere es lo que me permite sostener el ritmo sin perder conexión”.

Al preguntarle por su día ideal, nos cuenta que busca el equilibrio entre fuerza y calma: entrenar en el Club, salir al cerro con su equipo de trail, disfrutar del spa y un buen masaje
de recuperación. “Ese equilibrio entre naturaleza, movimiento y autocuidado es ideal 
para mí”, dice.

Cuando necesita reconectar con lo esencial, la Dani busca altura. “Subir, sentarme en la cumbre y simplemente observar. El silencio, el paisaje, el aire puro… me devuelven a mí misma”. También busca espacios de quietud en la ciudad, donde pueda estar tranquila y volver 
a lo que siente.

Para quienes quieren empezar a moverse con la llegada del buen tiempo, su consejo es claro: “Que no lo duden. Moverse es la mejor medicina para el cuerpo, pero sobre todo para el alma. No hace falta partir con algo grande; lo importante es comenzar. Cada paso cuenta”.

Y si hay que elegir un lugar para ese primer paso, su favorito es el cerro Manquehue, subiendo desde El Golf de Manquehue: “Tiene una intensidad media y una vista espectacular de la ciudad y la cordillera. No es necesario ir muy lejos para encontrar un lugar que te renueve”.