En el triatlón no existe un día igual a otro. El cuerpo cambia, la mente cambia, el clima cambia. Lo único que permanece es la capacidad de adaptarse. La fisiología puede explicarlo como homeostasis: el intento permanente del organismo por volver al equilibrio mientras el entorno lo arrastra a otra parte. Pero más allá de la ciencia, es ahí, en ese desorden aparente, donde comienza a formarse un triatleta. Para el Team Youtopia, que enfrentó su primera carrera Ironman 70.3 de Valdivia, ese ha sido uno de los aprendizajes.

Para Cristián Frangiola, atleta del equipo, las buenas carreras son la consecuencia visible de algo que se construye en silencio. La ciencia del entrenamiento habla de cargas inteligentes, recuperación real y nutrición que acompaña la demanda metabólica. Él lo resume de manera simple: “La gente cree que entrenar más es mejor. No, yo entreno, descanso y me alimento bien”. Es mucho más que solo disciplina; es comprender cómo el cuerpo se transforma cuando se le escucha en lugar de exigirlo sin pausa. Esa simpleza, que parece evidente desde afuera, es parte de la sabiduría interna del deporte. Y aun así, Cristian siente que su mejor carrera todavía no llega: “en el triatlón siempre existe la sensación de que hay espacio para seguir creciendo”.

Las carreras difíciles enseñan desde otro lugar. La psicología del rendimiento las llama “eventos de ajuste”: situaciones donde el deportista debe reorganizar su mente en tiempo real. El cuerpo avanza mientras la mente renegocia sus límites. “En carreras largas tienes que estar preparado para enfrentar distintas situaciones”, dice Cristián. “De una carrera mala aprendes a corregir, revisar lo que hiciste mal y sacar lo limpio para el futuro”. Ese ejercicio de reinterpretar el momento, incluso cuando duele, es una forma de inteligencia somática. Una práctica de volver al eje mientras el mundo sigue en movimiento.


Ian Vargas, Coach del Team Youtopia, ha acompañado ese proceso desde cerca. Para él, esta carrera no es solo un objetivo deportivo; es una prueba de cohesión. La neurociencia del deporte habla de cómo la motivación y la resiliencia se amplifican en entornos comunitarios. Ian lo ha visto de manera concreta. “Ha sido un proceso muy gratificante en lo deportivo y en lo personal”, cuenta. “Hubo muchos baches, cansancio, momentos de incertidumbre”. Pero cada obstáculo reforzó algo fundamental: “La gran fortaleza del equipo hoy, es que hemos sabido reponernos ante la adversidad. Somos un equipo muy alegre y unido”.

Cristián lo confirma desde la experiencia diaria. Su decisión de unirse al Team Youtopia tuvo que ver con aprender de Ian, quien ya lleva 7 mundiales en el cuerpo, pero también con encontrar un espacio donde entrenar no fuera una práctica aislada. “En el Club está todo. Podemos correr, trotar, nadar, entrenar outdoor. Y entre todos se ha formado una onda muy buena”, explica. Lo técnico importa, pero lo humano sostiene. Esa combinación crea un tipo de fuerza y energía que no aparece en ningún plan de entrenamiento, pero que transforma una carrera entera.

 

Para quienes puedan sentir curiosidad por este deporte, Ian menciona que el triatlón requiere tiempo, constancia y la paciencia de dejar que el cuerpo se adapte. La fisiología llama a esto “progresión sostenible”. Él lo expresa también desde otro lugar: “Los frutos son súper confortantes y enriquecedores”. Más allá del rendimiento, es una forma de conocerse. Y por eso la invitación está abierta: “el Team está muy dispuesto a acompañar a quien quiera intentarlo”.

El Ironman 70.3 de Valdivia fue un hito en el calendario, pero lo que queda, lo que realmente transforma, es todo lo que se construye para llegar ahí: la disciplina silenciosa, las decisiones que se toman incluso cuando nadie mira, la comunidad que te sostiene en los días buenos y en los difíciles, la capacidad de adaptarte a algo que siempre cambia. Porque en el triatlón, como en la vida, nada es lineal. “Y ahí, justamente ahí, puedes empezar a descubrir otra parte de ti”, concluye Ian.